domingo, 10 de noviembre de 2013

Casino de Martin Scorsese / Tercer ensayo.






Ver a Robert de Niro arder en llamas dentro de su auto, desde la primera escena, nos evoca una a un Scorsese que se apoya en el fuego para estimular el sistema nervioso del espectador. No obstante luego continúa el film con ‘La pasión según San Mateo’, de Juan Sebastian Bach, aportando a la atmósfera un aura de tensión e intriga que te acompañarán durante casi tres horas de película.

Scorsese se vale mucho del color en esta propuesta visual, al igual que en películas anteriores como Goodfellas y Mean Street, el rojo se encuentra muy presente generando momentos de pasión y poder. Es el color perfecto para agudizar la codicia, el orgullo y el vanguardismo de los personajes, quienes serán introducidos en las escenas iniciales de la película (recurso recurrente en los trabajos del director).

La música y el color están en consonancia con la narrativa histórica y social que refleja este trabajo. El cast es igual de acertado que en las proyecciones anteriores; principalmente Robert de Niro convertido en el contundente Ace Rothstein, la ideal Sharon Stone encarnando a Ginger McKenna y Joe Pesci como Nicky Santoro. Los tres personajes representan de forma prolija lo contundente de esta historia hasta su llegar al climax final.  La energía evidente que hay entre la belleza de Ginger y el carácter vanidoso de Ace sustentan una estética impecable de principio a fin.

Esta historia está contada casi a modo de documental, es vista como un registro visual de Las Vegas. Dándole real importancia a la iluminación y a los colores del lugar, por eso Scorsese se vale de una paleta de colores poco convencional que guiándonos por La Armonía en el Color de Salinas Rosario se podría catalogar como un esquema de choque; donde predominan el azul, rojo y los naranjas. Esto colores se proyectan hacia afuera y atraen la atención del espectador, porque son fuertes y agresivos.

La muerte vuelve a estar presente en el final de la película y continúa apoyándose en la utilización de la voz en off que es una constante durante toda la entrega. La superioridad y la perfección con que Ace Rothstein maneja todos sus movimientos cómo actor es complementada con la parte técnica del rodaje que logra captar cualquier ínfimo detalle, utilizando muchos movimientos de cámara y procurando un montaje impecable y más llamativo.

En su esencia la película es una obra maestra de este director, quien se encuentra en una etapa creativa  llena de riesgos. Al final no hay cabos sueltos; muere el amor, la amistad y la libertad.


Shantall González. 



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