En
Taxi Driver somos testigos de la fuerza que Scorsese le da a determinados elementos,
tales como el agua, el fuego y la sangre para purificar las acciones de los
personajes. En esta ocasión, Travis, acude a ellos a lo largo del film para
redimirse de ciertos actos o pensamientos. Aunque en este largo se muestran de
manera más directa, también se utilizaron estos elementos en Mean Streets,
Goodfellas y Casino.
Desde
el inicio de la trama vemos la necesidad de Travis por limpiar las calles de
Nueva York. Tomas como su paso lento por los hidrantes luego de terminar las carreras,
o los diálogos sobre la necesidad que sentía por limpiar los asientos antes de
dejar el taxi en el estacionamiento, nos muestran la desesperación que presenta
desde el inicio por convivir con esta “suciedad”. Además de su confusión sobre
si sentirse superior o igual a esta especie de sociedad despreciable que
describe, ya que, muchas veces se siente sumamente confiado y al poco tiempo se
juzga con fuerza a sí mismo.
La
escena en la que Travis incinera las flores que no acepto Betsy se asemeja en cuanto
al uso del fuego con la que vemos en Casino, cuando explota el carro de Ace. En
ese caso se utilizó el fuego para representar un cambio de estilo de vida y de
pensamiento del protagonista, mientras que en este, el fuego pasa a ser la
disculpa propia que se ofrece Travis por haber entrado con una actitud agresiva
a la oficina de Betsy. El punto en común, sería la ralentización y permanencia
del fuego en la pantalla.
De igual
manera, marca la historia la escena final en la que Travis simula dispararse en
la sien. La presencia de la sangre en sus dedos en discordancia con su cara de
tranquilidad, podría ser un mensaje implícito de que sólo él puede acabar
consigo, lo que termina, por ser, a la vez, su redención máxima en la película,
al pasar de su plan maquiavélico (que no conocemos del todo) a uno igual de
sangriento pero que salva de la “suciedad” que tanto desprecia a Iris.
Jeithsibel Peña
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