domingo, 24 de noviembre de 2013

La sangre como salvación


Como en las películas anteriores Scorsese se debate en esa lucha de lo bueno y lo malo. El personaje principal, en este caso Travis, vive confundido y envuelto en una ciudad caótica que expresa perfectamente lo que pasa en su cabeza.
La ciudad de Nueva York, para el momento de la post-guerra de Vietnam, está hundida en la basura, en la prostitución, en la droga. Travis lo narra perfectamente: en su taxi viaja por toda la ciudad y ve a los proxenetas, a las prostitutas, los maricas, los negros, los cines porno; las cosas que ven lo hace sentirse más confundido, porque busca desesperadamente algo que lo haga sentirse feliz y en esta ciudad no puede lograrlo.    
Luego de ser rechazado por Betsy cae más en el caos de su mente, no sabe qué hacer para ser feliz y pierde la esperanza en todo. Es por eso que decide matar al candidato Panlatine, para eso compra varias pistolas y arma hasta un dispositivo para sacarlas, la obsesión crece.
Entonces llega la hora de la redención cuando quiere ayudar a una niña de 13 años llamada Iris. Es allí donde la sangre entra en escena, en el momento en que la salva asesina a “Sport”, al que atendía el hotel y a otro tipo que estaba con Iris, es decir a todos lo que para él estaban haciendo sufrir  a la niña. Travis recibe varias heridas de bala y termina bañado en sangre, en ese momento queda simbólicamente su redención.
Al salvar a la niña obtiene ese camino que buscaba a la felicidad, porque termina haciendo el bien y es reconocido por todos. Su hazaña es reseñada por los periódicos y los padres de Iris le ofrecen su gratitud eterna por sacar a su hija de ese mundo, hasta Betsy lo vuelve a buscar nuevamente. Pasar por un dolor inmenso, que queda perfectamente representado por la sangre, lo hace volverse menos reflexivo y adaptarse más al mundo que lo rodea.
El sufrimiento conlleva a la salvación y como queda expresado en varias películas de Scorsese, Mean Streets por ejemplo, la sangre juega un papel fundamental en esa salvación, porque es la que “limpia” tu vida pasada y te da entrada a algo nuevo.

Manuel Vargas 

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