domingo, 13 de octubre de 2013

Mean Streets, o cómo se conectan Scorsese, Tarantino y Wes Anderson


Para comenzar este post primero necesito confesar una cosa… la única película que había visto de Scorsese antes de Mean Streets era… Hugo. Y ojo, esto lo digo no para humillarme públicamente (posiblemente me gane detractores y enemigos), lo señalo únicamente porque es importante para explicar mi premisa: mi criterio de referencias está tergiversado. Me explico a continuación.

Las películas de Scorsese me llevan inevitablemente a recordar escenas de otras películas que he visto antes. Si hubiera crecido en los ochenta, lo más probable es que cada vez que viera una película posterior a los noventa pensara “ah, mira, eso es un guiño a tal película de Scorsese”.
  
Los primeros minutos de Mean Streets me llevaron directamente a Reservoir Dogs de Quentin Tarantino. Cualquiera que vio Reservoir Dogs antes de Mean Streets (la gran mayoría de los nacidos a partir de los 90), tendrá también su banco de referencias invertido. 



Todo comenzó con la introducción de los personajes uno por uno, colocando el nombre en la pantalla. Luego, la temática de la cotidianidad de mafiosos me trasladó a la discusión sobre Madonna en el restaurant. Siguió cuando descubrimos que el personaje principal tiene un complejo paternal y que, casualmente, también está interpretado por el señor Harvey Keitel. Y finalmente, aquello que es imposible pasar por alto: la música.  La música como elemento principal, como hilo conductor de la historia. Sí, Scorsese ha sido con frecuencia citado como una de las principales influencias de Tarantino.


 Pero descubrí entonces que mi referente de Reservoir Dogs era casi netamente un tema de forma, de narración, de estructura. Cuando terminé Mean Streets, me di cuenta de que le había agarrado cariño a los personajes más de lo que creí. Y eso era exactamente lo que más me había gustado de la película. Justo antes del desenlace, sentí unas ganas inmensas de detener el trágico final que se aproximaba. Me quedé con la garganta atrancada. Cuando Charlie, herido de muerte, cae de rodillas como implorando, entendí que Scorsese es un cuentacuentos con el don de mostrar el lado más humano de sus héroes.

Ahí es cuando entra el segundo referente: Wes Anderson.


Los personajes en Mean Streets -a pesar de vivir en un contexto tan lejano para mí como el mundo de la mafia – son tan cercanos, tan humanos, que uno sufre la historia con ellos. Tal como los personajes de Anderson (que generalmente viven en un contexto de desapego de la realidad dado por sus excéntricos estilos de vida). Ambos directores crean mundos habitados por personajes únicos con los que uno conecta por su complejidad y multidimensión. En Mean Streets, el ejemplo más ilustre es Charlie, a quien vemos en rol de amante, de padre, de mafioso, de amigo, de sobrino, de pecador y de cristiano.

En uno de mis ataques obsesivo-compulsivos por querer saber más sobre esta asociación que se creó en mi cabeza, googleé “Wes Anderson Martin Scorsese”. Oportunamente, apareció una entrevista donde Scorsese se expresaba sobre los personajes de Anderson de esta manera:


“Wes… has a very special kina of talent. This kind of sensibility is rare in movies. Jean Renoir comes to mind. I remember seeing Renoir’s films as a child and immeadiately feeling connected to the characters through his love for them”

Qué mejores palabras que las del mismo Scorsese para explicar mi teoría.


Rebecca Perich
P.D.
Un punto en común entre los tres directores es el uso de la música en su filmografía. No me voy a detener aquí porque varios han comentado sobre este punto, así que valiéndome de sus notas aprovecho para compartir casos de Mean Streets y   The Royal Tenenbaums de Anderson donde la música nos introduce al mundo interior de algún personaje.

The Royal Tenenbaums

Mean Streets


1 comentario:

  1. ¡Muy buen texto! Y valiente. Solo te diría que las coincidencias que ves en Scorsese y Tarantino en realidad no son similkitudes entre ellos, sino que ambas películas toman mucho de Jean-Luc Godard. Si ves a Godard te te pasará que te va a recordar a Scorsese y Tarantino (la empresa productora de Tarantino se llamaba Una banda aparte, que es nombre de una película de Godard).

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