Al escuchar el nombre de Martin Scorsese muchísimas personas lo
relacionarían con Casino, Goodfellas, The Departed, Hugo, o simplemente con el
mundo cinematográfico. Pero muy pocos relacionan los antes mencionados con el
nombre de Thelma Schoonmaker. La eterna mano derecha, aquella que conoce a la
perfección, e inclusive con antelación, las decisiones de famoso director.
Schoonmaker ha montado todos las películas de Scorsese desde sus comienzos en
Who’s that knocking at my door en 1967.
Aunque Scorsese y Schoonmaker ya tenían años trabajando juntos,
cuando llegó el proyecto de Kundun en 1980 la dinámica no fue la misma. Kundun
es una película de alguna manera preciosista, un género que Scorsese no había
explorado mucho anteriormente. Pero según Schoonmaker, el creativo ya estaba consiente
desde un principio cual iba a ser su aproximación de narrativa visual para esta
película.
“Everything
is very much in his mind from the beginning”(1)
Thelma
Schoonmaker.
La película narra la historia del catorceavo Dalai Lama desde su
niñez hasta el momento de su exilio a causa de la invasión de China durante el
comienzo del comunismo de Mao Tse Tung.
Sigue la vida de la santidad tibetana en pantalla, en la cual Scorsese
debió explorar otros aspectos en el desarrollo de sus personajes. Asi nos
muestra, literalmente, como nos
aproximamos en un momentum de disolvencias, al dolor humano del Lama y de su
pueblo.
“It's
very different from Marty's other films, which are character-driven and
dialogue-driven”(1)
Thelma
Schoonmaker.
El montaje tiene un ritmo calmoso como queriendo explorar la
sensibilidad vital la joven deidad desde el punto de visto de un seguidor, pero
presentándonos los aspectos más privados de su personalidad, su vulnerabilidad
humana. Es aquí donde la sensibilidad de Schoonmaker y el genio de Scorsese se
unen. Sin dejar de lado la recurrente búsqueda del director de mostrar la realidad con su aproximación documental.
Nos muestran toda la belleza de un pueblo pacifico a través de un montaje
calmado, busca explorar no solo la imagen del Dalai Lama sino del pueblo
tibetano y su filosofía de la no violencia. Es así como vamos a ver a través
del montaje a un pueblo que sufre desde dentro hacía afuera, comenzando escenas
con planos cerrados que van abriéndose desde pesadillas del kudun hasta el
sufrimiento de sus seguidores que no pueden contra la potencia china. Y
culminando el largometraje con la figura del un Lama derrotado en su caballo y
exiliado de su territorio.
Diego Martintereso
Bibliografía
(1) - http://www.theasc.com/protect/feb98/scorsese/index3.htm
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