Un
taxista que busca limpiar la mugre de la sociedad y así limpiarse a sí mismo. Un
joven desdichado y desagradable, pero
que el encuentro con una mujer lo impulsa a ser alguien mejor. Un boxeador que
ve el perdón en el ritual que representa su profesión. Y así vamos. Estos son ejemplos
de lo que podemos encontrar en los personajes protagónicos del cine de
Scorsese. Todos y cada uno de ellos se encuentran en una lucha eterna con sus
demonios personales. Siendo así, no es difícil llegar a la conclusión que el
tema de la culpa y la redención es un factor común y fundamental en todos los
largometrajes de este director.
Sin embargo, si es cierto que el cine de
Scorsese ha cambiado con el tiempo y se
ha ido aferrando a lo que las casas
productoras desean crear para las masas y no al ingenio del director, el factor culpa-redención
es un elemento clave que se mantiene firme en los largometrajes que dirige el
famoso ítalo-americano.
Shutter
Island, conocida en Hispanoamérica como La Isla Siniestra, es un
largometraje de suspenso y misterio basado en la novela escrita por Dennis Lehane. Se estrenó en el 2010 y junto con Hugo (2011)
representa una nueva faceta en el cine de Scorsese.
La historia gira en torno al agente
federal Teddy Daniels (Leonardo DiCaprio) y su compañero Chuck Aule. Ambos se
encuentran en una isla conocida como Shutter
Island la cual es usada como un centro psiquiátrico para criminales. Daniels y Aule investigan el caso de Rachel Solando, una paciente que
desapareció misteriosamente. A medida que la investigación va avanzando, Teddy
va enfrentándose a una serie de pesadillas y sospechas; el personaje
empieza a caer en sus propios demonios y en los del entorno: quizás
la locura es más contagiosa de que él esperaba.
Ahora bien, Teddy Daniels tiene un pasado
que no lo deja en paz: su esposa Dolores (que sufría de depresión) murió unos
años atrás en un sospechoso incendio. La sombra de este hecho lo acosa. No lo
deja dormir. Las cosas en la isla cada vez son más raras y nuestro personaje
empieza a dudar de sus capacidades. La película llega a un punto alucinante en
donde Daniels no está seguro de lo que busca en Shutter Island, de quién es o quiénes son esos otros personajes que
lo rodean. De hecho, uno mismo como espectador duda con él y hasta duda de sí
mismo. Todo es muy confuso.
El faro de la isla obsesiona a Daniels,
sabe que debe buscar algo ahí y lo encuentra… Halla una realidad que no estaba
seguro si quería encontrar: él no es Teddy Daniels, sino el asesino de Dolores.
Un paciente más de la isla que buscaba escapar del pasado, de haber quemado
viva a la mujer que amaba después de que esta ahogó a sus propios hijos. Rachel
era una manera de ver a Dolores. La investigación no era más que una terapia.
Nada era lo que parecía… O eso nos hace creer el resto de personajes que rodean
la historia.
¿Era Teddy o no? ¿Era un paciente más
atormentado por su pasado? ¿Descubrió algo en Shutter Island que no debió encontrar? ¿Murió para ser salvado, para salvar los secretos de la isla, o ambas? Todas estas interrogantes las deja la
película. La respuesta depende del espectador.
No obstante, hay algo que sí sabemos: no hubo ni un
solo momento en el que Teddy Daniels no buscara sacudirse la culpa que lo
asechaba. El objetivo no era Rachel, sino la redención.
Y
si no lo creen, la frase con la que cierra la película lo dice todo:
Rebeca Benvenga
Shutter Island es una película que, a pesar de ser más de acá que de allá en cuestiones de época, sabe rescatar gran parte de los detalles que crean el patrón de las películas de Martin Scorsese.
ResponderEliminarMe gustó el análisis, me parece que la culpa debía resaltarse como un factor recurrente en la construcción y desarrollo del personaje.
Aunque me hubiese gustado leer el tratamiento de otros arquetipos de personajes, pero muy bien.
Luis Ruiz.