Por: Daniel Sosa
Who’s that knocking
at my door es el debut de Martin Scorsese como director y guionista de un largometraje.
Scorsese decide contar la historia de un momento específico de un hombre, J.R.,
que puede no ser muy agradable, ni el personaje más carismático, pero conoce a
una mujer y comienza a replantearse su situación actual, la de él como persona
y la de una posible vida de ellos como pareja.
Tal
como se mencionó, J.R. puede pasar como una persona poco agradable, incluso con
problemas para relacionarse, en especial con una mujer, pero, ¿es esto culpa de
J.R.? Al igual que la juventud de Scorsese, la vida de J.R se resume a unas
pocas calles de Little Italy en New York donde vive el día a día con sus
amigos, donde reina el más astuto, él más rudo, además del lugar donde la
figura del hombre no se coloca al mismo nivel que una mujer, sino se limita a
hacer que ella obedezca, la ve solo como un objeto, pues él es superio; y no
solo todo esto, sino que este estilo de vida genera un conflicto continuo con
la religión.
El
catolicismo es un elemento muy fuerte y constante en la cultura italiana
inmigrante, la forma en la que J.R. vive su vida choca con lo que él debe creer
y hacer; esto le genera miedo, culpa, pero, ¿qué debe hacer J.R.? Su forma de
vivir es lo que lo deja seguir día a día y continuar, sus preocupaciones son
inmediatas, J.R., no piensa en redimirse, no quiere salvarse, no piensa en
ayudar a los demás, sino en qué hacer ahora mismo, cómo solucionar su situación
actual con la mujer con la que está saliendo, cómo no ser castigado por
acostarse con ella antes del matrimonio sin quedarse con las ganas de no
haberlo podido hacer, es decir, realmente J.R. no sabe qué hacer, está confundido,
tiene miedo e intenta solucionar todo de la manera en la que él cree que se
deben hacer las cosas, pero que obviamente no es la correcta sino la mala
concepción que su ambiente y compañeros le han hecho creer.
Esto
no es un intento de justificar a J.R. y verlo como una simple víctima, alguien
que realmente no es culpable de lo que hace y dice, sino un acercamiento al
motivo de por qué es así, de la razón o unas de las razones. Esto, realmente,
es una manera de entender al personaje y jugar a pensar qué pasaría y cómo
sería la situación si J.R no estuviese rodeado por estas paradojas en su vida,
si de verdad no estuviese consumido por el miedo, lo que al final termina
haciendo que esté muy confundido.
J.R. es... J.R. Es imposible decir que me gusta J.R. como personaje cuando casi me hizo odiar a Harvey Keitel cuando vimos Mean Streets, (lo que significa que hizo un buen trabajo, ¿no?)
ResponderEliminarJ.R. como personaje es excelente, las capas que tiene, creo yo, son eternas, y de donde se puede extraer muchísimo. J.R. como ser humano... Provoca patearlo. ¿El catolicismo lo lleva a ser como es? Quizás. La tan famosa culpa católica es lo que lo mueve como personaje, pero no justifica su actuación.
Muy buena tu entrada, ni lo defiendes, ni lo criticas, simplemente lo expones... Bravo, Dani, :)
Lo que me gusta de tu entrada es que como comenta Maria Valeria, "no lo defiendes, no lo criticas, simplemente lo expones". Me parece que de hecho haces precisamente una de las cosas que más valoro de Socorsese, que es presentarnos la situación para que nosotros mismos busquemos las interpretaciones, plantearnos las preguntas. Posts como el tuyo se complementan totalmente con el autor que estamos estudiando, puesto que tomas un personaje que para muchos significa algo indiscutible, en este caso JR, y nos invitas a la posibilidad de la discusión.
ResponderEliminarJake La Motta, JR,incluso el mismo Carnicero de Gangs of New York; entre tantos otros personajes memorables; son obras de arte que esperan ser completadas por nuestra percepción personal, son entidades propias hasta cierto punto, el resto se lo agregamos nosotros. Tu estudio de JR es a mi parecer la manera como debe abordarse el trabajo de Scorsese en general, donde muchas veces más enriquecedor que las respuestas a las que llegamos son las preguntas que nos planteamos para llegar a ellas.
Un abrazo, hermano.
Javier