Este largometraje del director ítalo-americano
muestra nuevamente el ingenio que posee este excelente cineasta para contar sus
historias. Ambientada esta vez en la Nueva York de los 90´s, Scorsese se atreve
a reflejar la misma penumbra y miseria que nos mostró en Taxi Driver. Pero,
esta vez con un tinte más oscuro y, si se quiere, tenebroso. Veinticinco años después
las luces de neón de las calles neoyorkinas pasan a través del lente de Scorsese,
sin reflejar cambio alguno.
El
hombre de Taxi driver que busca el desahogo en la violencia, esta vez se ha
convertido en el solitario que busca un estado de gratitud. El largometraje
cuenta la vida de un hombre que trabaja como paramédico en un hospital de Nueva
York que, cuyas rutas nocturnas lo trasladan a través de su paranoia. “Siempre
he tenido pesadillas, pero ahora los fantasmas no esperan a que yo me quede
dormido” es una de las frases más importantes que el protagonista dice, y que ayuda en el desarrollo de la historia.
En los primero minutos de la película,
Frank y su compañero reciben una llamada
de la familia Burke. Al llegar a la casa encuentran al anciano Burke prácticamente
hecho cadáver. Sin embargo, Frank logra con éxito resucitarlo. En muchas de sus luchas contra la muerte, esta
parece ser una victoria a su favor, o como diría el propio Frank: “después de
un tiempo comprendí que mi vida no se trataba de salvar vidas sino de dar
testimonio”.
De aquí en adelante, Scorsese nos muestra
un Frank que se obsesiona por salvar vidas, quien carga consigo la pena de no
haber podido salvar a la joven Rose, fantasma con el que alucina con más
frecuencia.
En definitiva, el desgaste físico que
implica su trabajo, el no haber superado la muerte de Rose, y de muchos de las
personas que no puedo salvar, hacen que Frank
se entregue a las drogas y al alcohol. Casi al borde de la demencia, Frank
conoce a Mary; hija del anciano a cuya vida salvo. Es ella quien representa en
la vida de este hombre, la salvación.
Andrea Rodríguez Pernia
No hay comentarios:
Publicar un comentario