domingo, 12 de enero de 2014

Jake LaMotta: El antihéroe en blanco y negro



Planos y colores

Aún en blanco y negro, el rojo de la sangre protagoniza Raging Bull. No es de extrañar que Martin Scorsese utilice colores  para transmitir sentimientos en sus películas. Esta vez, no fue la excepción. El director de fotografía, Michael Chapman, dijo en varias entrevistas (aquí una de ellas) que el “boxeo es un deporte de blanco y negro” –esto porque así eran todas las fotografías de Jake LaMotta-. A pesar de esto, las escenas de peleas no dudan en exhibir un negro más oscuro entre la degradación de grises de la pantalla.

La pelea con Janiro, por ejemplo, es de las más explícitas. Un plano en el que aparece la liga del ring con una mancha de sangre de LaMotta que gotea, tiene, sin dudas, la firma de Scorsese. “Las peleas son deliberadamente no realistas”, dice Chapman sobre ellas. “Eran coreografiadas, como una danza, cada una, un baile distinto”.


 No solo los actores realizan un baile para los encuentros. Cada pelea tiene el dinamismo necesario para meter al espectador en el ring. El uso de planos cortos y rápidos, la mayoría de ellos desde el cuadrilátero, muestran la acción y adrenalina de la escena. Pero no todas son así. Scorsese coloca planos en cámara lenta en momentos claves de la película. Por ejemplo, cuando Vickie voltea en el golfito y clava su mirada fija en Jake. 

Un detalle interesante es la secuencia de éxito del boxeador. Es el único espacio en la película que aparece a color. Scorsese muestra con ello su mejor época, la menos oscura, la “belle époque” en la vida de Jake LaMotta. Acompañado de Vickie quien, no sorprende, aparece casi siempre vestida de blanco.



Lo íntimo de Jake

La religión está presente. Esta vez no solo por decisión del director, sino por la vida que se narra. Jake LaMotta fue una persona muy religiosa. Esto se deja ver en el rosario que cuelga de su fotografía, en las vírgenes de su cocina y en los santos de su cuarto. No por ello su hogar está exento de excesos. Todo lo contrario. En la mayoría de las escenas en la casa del boxeador siempre hay un elemento negativo de su personalidad: violencia, sexo o gula. O las tres.

Jake LaMotta está rodeado de golpes en su vida personal. En su casa ocurren momentos claves para mostrar esto: la pelea por el “bistec”, cuando le pide a su hermano que lo golpee, el ataque de celos hacia Vickie… Scorsese nos muestra así cómo su interior padece de estos males. Su hogar y su interior. Una vez más, este director se empeña en mostrarnos un anti héroe.

Fabiola Ferrero



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