Scorsese nuevamente
nos muestra un film lleno de culpa en busca de alguna redención. Nos cuenta la
historia del joven boxeador Jake LaMotta, de los errores que comete y de cómo
vuelve a donde empezó después de tenerlo todo. Nos muestra durante 129 minutos
una magistral historia de auto-destrucción, además de conseguir que De Niro
entregará todo su sudor en este papel.
El personaje de
LaMotta nos genera demasiados sentimientos encontrados, podemos llegar a
odiarlo y a sentir lastima por él en menos de 10 segundos, cuando por ejemplo
golpea a su hermano y a su esposa nos parece una persona desagradable y
despreciable; pero cuando llora al frente de su padre por haber perdido la
pelea nos genera una cierta compasión y lastima.
Scorsese logra un
trabajo impecable en esta película llena de nominaciones y premios, otra cosa
que habría que tocar es el magistral montaje que logra Thelma Schoonmaker, le
dio vida a cada pelea y a cada golpe, el dueto hacen de Raging Bull una
película rápida capaz y robar nuestro aliento y de capturar nuestra mirada por
2 horas seguidas.
Un hecho interesante
de esta película es que Martin le dio el toque perfecto para la década de los
50 poniendo el formato en blanco y negro y me imagino que usó este formato,
también, para que no censurarán toda la sangre falsa que quiso utilizar para
cada escena de pelea. Otra peculiaridad es la manera en disfrazar a De Niro, al
final, lo pone gordo y con algo diferente en la cara; por varios minutos pensé
que era otro actor interpretando el viejo LaMotta, hasta que vi la mueca de
Robert cuando sonríe y me di cuenta que era él. Magnifico el trabajo de los
maquilladores y estilistas en este largometraje.
Scorsese nos deja una
reflexión intensa y fundamental, cualquiera que haya cometido errores vería que
cada quien tiene un poco del personaje dentro, y que cada quien tiene una
manera de arrepentirse y rectificar sus errores. No quiero decir que todos
sufrimos de ira, como Jake lo hacía, lo que quiero decir es que cada uno de
nosotros ha recorrido la dirección incorrecta sabiendo que es la dirección
incorrecta y por suerte rectificamos en el momento preciso. A Jake, por el
contario, no le dio tiempo de rectificar en el momento justo, y presenciamos
como pierde todo.
M.Valentina Fernández
No hay comentarios:
Publicar un comentario