domingo, 12 de enero de 2014

Todas caen del pedestal

Es común encontrar un personaje masculino bastante machista en las películas de Scorsese, pero además de haberse llevado los premios de la Academia, Raging Bull se lleva el de Gran machista.
Plasmar la vida de Jake Lamotta en una película no pudo haber sido fácil. Fue un personaje bastante absorbente, violento y por lo tanto, bastante machista. Robert De Niro se encargó de transmitir exactamente eso. Además de la época, la profesión que ejercía Lamotta hacía que esa personalidad impulsiva saliera a flote con mucha frecuencia. Sobre todo con su esposa, Vicky Lamotta, que después de cortejarla dulcemente, decidió casarse con él, y así conoció la otra cara de la moneda.
Me impresiona que en la mayoría de las películas de Scorsese, la relación con las mujeres comience de una manera y termine de otra. Al principio, vemos como el protagonista tiene una vida rutinaria, vacía, y lo único que le falta es ese ángel para hacer su vida mucho más especial. Cuando a parece por primera vez esa mujer, es un momento único y deslumbrante, se enamora al instante. Comienza por ponerla en un pedestal, es un trofeo por el que tiene que hacer cualquier cosa para alcanzarlo. En cierta manera ellos piensan que es su salvación y que alcanzarán la gloria al tener a esa hermosa mujer, que normalmente figura como una diosa. Un ejemplo claro de esto lo vemos en Casino, Raging Bull y podría decir que Goodfellas, a pesar que Karen Friedman, no es una diosa al principio, pero termina como todas las demás.
Cuando los personajes alcanzan a la mujer deseada, es como si la bajaran de ese pedestal, para ponerla a su lado. Comienzan viviendo felizmente casados, pero después van obteniendo un puesto cada vez más bajo, es decir, las consideran inferiores, por lo tanto las maltratan y termina siendo una pareja regida por el machismo. Este caso lo podemos ver claramente en Raging Bull: Lamotta, se enamora, o mejor dicho se obsesiona con la idea de estar con Vicky, una muchacha joven, y de extravagante belleza. Le promete una vida feliz, llena de triunfos y riquezas, pero cuando comienza la presión en el ring de boxeo, comienzan los problemas, las inseguridades y las sospechas de infidelidad. Lamotta cree en la idea de que su esposa lo engaña, y se obsesiona hasta agobiarla. Es casi como si Vicky sacara a relucir lo peor de Jake, y viceversa.  Lo mismo pasa en Goodfellas (1990) y Casino (1995). Al casarse con Henry Hill, Karen Friedman sabe que le espera una vida de lujo, pero poco a poco caen en un hueco del que no pueden salir. A pesar de que es maltratada y no recibe atención de su esposo, ella no se puede separar de él. Es algo así como una relación amor-odio. Además que los une la adicción que poseen, no son felices estando juntos, pero son infelices estando separados. Lo mismo ocurre con Ginger  y Sam (Casino). Ginger pasa de ser la diosa deseada, a ser la que lleva a Ace a la perdición, y hace ver lo peor de él.

Además encuentro interesante el hecho de que en esta película (Raging Bull), Scorsese se encarga de plasmar la turbulenta relación de Jake y Vicky, como un típico matrimonio italoamericano de los años ’40. Es un trato bastante machista el que recibe Vicky y los roles en el hogar están bien definidos, a pesar de que ella se rebela de vez en cuando, siempre recibe una reprimenda. Su lugar está en la casa, haciéndose cargo de sus hijos y de otros pormenores, mientras Lamotta se gana la vida en el ring de boxeo.

Andrea Hernández

No hay comentarios:

Publicar un comentario